jueves, 7 de febrero de 2013

Bolo inútil, serio y, por fortuna, sin consecuencias

Acudía la selección española a Qatar con récord de culés convocados, hasta 10 jugadores del actual Barça integraban la expedición del combinado nacional que tenía que disputar un amistoso contra la siempre correosa y luchadora Uruguay. De los convocados, 10, de los titulares 7, luego, en cuanto se gana algún título, son muchos los que se empeñan en negar el claro ascendiente azulgrana que tiene esta selección.
Con esta saturación de azulgranas se plantó la selección en Doha para jugar un amistoso inútil, en una de esas fechas FIFA colocadas, única y exclusivamente, para recaudar, que bien se podrían aprovechar para dar descanso a los futbolistas de primer nivel, como por ejemplo, lo que juegan en Barça, Madrid, Chelsea, Manchester, Arsenal, es decir, los que, invariablemente, disputan partidos Miércoles y Domingo de forma casi ininterrumpida. 
De todo este bolo inútil, al menos podemos sacar un par de conclusiones positivas, la selección volvió a dar la cara ante un rival de entidad y, sobre todo, Puyol pudo celebrar su partido número 100 con la elástica nacional. Si alguien se merecía un reconocimiento, sin duda, ese era Carles Puyol.


Pese a no realizar el mejor partido de su carrera, el de ayer, le sirvió al gran Carles Puyol para alcanzar su centenario como jugador de la selección española, una efméride que los qataries le invitaron a celebrar en el descanso del encuentro. Puyol, un grande entre los grandes, quizás no es el mejor, ni el más técnico, pero, en mi equipo, siempre querría a un Puyol, el plus de carácter, motivación y seriedad que aporta Carles a cualquier plantilla es tan fundamental como la mejor de las individualidades. ¡Enhorabuena Puyi!

En lo propiamente futbolístico el partido no aportó demasiado, en el primer tiempo vimos a una selección española mucho más espesa de lo habitual y dejando muchos más huecos en defensa de lo normal. Se notó, y mucho, la ausencia de Xavi en el centro del campo, por el contrario, nadie pudo echar de menos el trabajo de Xabi Alonso, Buquets se bastó y sobró para controlar el centro del campo ante una selección que, recordemos, es actual campeona de la Copa América y semifinalista del último Mundial, no es moco de pavo esta Uruguay a la que se enfrentó España.

El partido discurrió entre los errores en la circulación de España, sobre todo cometidos por un impreciso, lento e individualista Santi Cazorla, y las rápidas salidas del combinado charrúa con "El Cebolla" Rodríguez, Suarez y Cavani como protagonistas. Solo la falta de acierto del ariete del Nápoles en la tarde de ayer impidió que Uuruguay se adelantase en el marcador. Solo la mala suerte del cancervero uruguayo Muslera, que no acertó al blocar un fácil disparo de Cesc Fábregas y fabricó el solo el 1-0 en el minuto 16, puso por detrás del marcador a una Uruguay que, hasta ese momento, era más merecedora del gol que España.
Lo siguió intentando Uruguay hasta que, en el minuto 31, tras una gran jugada, uno de los mejores uruguayos hasta ese momento, el atlético Cristian "El Cebolla" Rodríguez, logró equilibrar la balanza al colarse entre los centrales españoles y definir por bajo una buena asistencia de su compatriota Cáceres. Era el minuto 31, pero con esto prácticamente se dio por finiquitada la primera parte.
La segunda mitad tuvo aun menos historia, si cabe, que la primera, España salió al césped algo más centrada y logró volver a adelantarse en el marcador merced a un gol de Pedro, Don Pedro cuando juega con la selección, a los 5 minutos de la reanudación. A partir de ahí, el clásico fútbol control de la selección española, algo más horizontal si cabe que el del Barça, que solo vio inquietada su portería en una gran ocasión, de nuevo de Cavani, que Victor Valdés frustró con una fenomenal estirada. Así fue hasta el minuto 75 en el que, de nuevo, Pedro anotó el difinitivo 3-1, un nuevo doblete del canario con la selección, con la que encuentra el gol con la facilidad que, en los últimos tiempos, le está esquiva en el Barcelona.
Control y más control, con alguna que otra acción de peligro para la portería defendida por Muslera hasta el final. Un partido que, sin grandes alardes, vuelve a demostrar el nivel de esta selección.

Para tratarse de un bolo recaudatorio la RFEF eligió un rival poco propenso a tomarse los partidos con calma, Uruguay es una selección competitiva incluso en sus peores momentos, puede que, en ocasiones, el fútbol no les acompañe, pero, sin lugar a dudas, la casta, garra e intensidad son señas inequívocas del combinado charrúa. Un partido contra Uruguay siempre es un partido exigente, el de ayer no fue ninguna excepción, los uruguayos siempre se emplearon con intensidad, en alguna ocasión incluso con dureza, por momentos, aunque sin el ritmo de un partido oficial, la intensidad impuesta por los de Tabárez le dio un aire serio al partido que pocas otras selecciones logran aportar en amistosos.
Por suerte no hubo que lamentar ninguna mala consecuencia de este partido, Cesc parecía tocado al acabar el partido pero, a la postre, se quedó en una simple anécdota, así que, más allá del cansancio acumulado por el partido y el desplazamiento que implicaba, no hay nada que reseñar en cuanto a los jugadores que se desplazaron a Doha.


Como notas positivas, además del centenario de Carles Puyol, hay que destacar el debut de tres nuevos jugadores con la elástica nacional, el atlético Mario Suárez, el malaguista Isco y el jugador del Chelsea Azpilicueta. El que mejores sensaciones dejó, sin lugar a dudas, fue el malacitano, que, en los 30 minutos que le ofreció Del Bosque, dio muestras claras de su calidad y, sobre todo, de que, viendo el nivel de algunos centrocampistas, puede tener un hueco en esta selección. Merece nuevas oportunidades.
Por su parte, Azpilicueta disputó el partido completo demostrando que puede ser una opción de garantías para el lateral derecho, Arbeloa debe andarse con ojo si Azpilcueta sigue jugando de manera regualar en el Chelsea. Con mucho ojo.
Quizás, de los debutantes, el que menos brilló fue Mario Suárez, pero, al menos, demostró no desentonar con el juego de la selección, algo que, aunque pueda parecer fácil, no lo es tanto cuando juegas al lado de alguno de los mejores centrocampistas del mundo.

Nadie recordará este bolo, salvando a los debutantes y Puyol, más allá de la semana que viene, solo ha servido para engrosar las arcas de la RFEF, cansar a los jugadores y dar un pequeño empujón de share a la cadena de televisión que lo retransmitió. Este es el fútbol que tenemos hoy en día, en el que, sin lugar a dudas, el dinero está por encima de casi todas las cosas.

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