viernes, 1 de marzo de 2013

Memeces de la final de Copa

Está muy de moda la Copa del Rey últimamente, ¿no os lo parece?. Ha sido volver a llegar a una final el Real Madrid y que la Copa pase a ser uno de esos títulos que otorgan todo el prestigio del mundo, como en 2011, en lugar de ser el triste trofeo de consolación que solo hacía que maquillar una triste temporada como lo fue el año pasado, casualidades de la vida, cuando la ganó el F.C. Barcelona.
Una vez recuperado, por arte de magia, el prestigio de la competición, ahora nos toca soportar, de nuevo, como el año pasado, el sainete habitual de la elección de la sede de la final, aderezado, además, este año, como el año pasado, con la estupidez de los que piensan que, según donde se ganen, los títulos tienen mayor valor. Lo que no han pensado estos memos es que, quizás, la derrota también sea más seria. 

Una vez finalizada la semifinal de Copa del Rey entre el F.C. Barcelona y Real Madrid, con la triste eliminación, para todo el mundo del fútbol, del Barça ante un equipo que se dedicó a defender con 9 y correr con 2, desde Madrid y desde el Madrid, aun sin conocer quién sería su rival en la final, se apresuraron en declarar que les gustaría que la misma se disputara en el Camp Nou, es estadio del F.C. Barcelona. En realidad, si era el Sevilla el equipo que jugase contra ellos, la elección del Camp Nou no era para nada descabellada, pero, para su fastidio, el otro equipo en liza por ocupar una plaza en la final eran sus vecinos del Atlético de Madrid.
Al final, como era de preveer, fueron los atléticos los que lograron el pase a la final, y es justo a partir de este momento cuando empieza el sainete de los que, aun pudiendo ganar, se siguen comportando como perdedores.

Para entender el comportamiento puramente provocador y revanchista que los madridistas están teniendo estos días tenemos que echar la vista atrás y recordar que ocurrió el año pasado, cuando fueron el Barça y el Athletic los que jugaron la final. Tanto los catalanes como los vascos solicitaron a la RFEF que la sede de la final fuese el estadio Santiago Bernabéu, propiedad del Real Madrid, los criterios para solicitar dicho estadio era más que objetivos, la distancia para el desplazamiento de ambas aficiones era, mas o menos, la misma, ergo era realmente un territorio neutral, y, sobre todo, dado el masivo desplazamiento de aficiones que se preveía  el Santiago Bernabéu era el estado más grande al que se podía aspirar, era el estadio que garantizaba más localidades para cada afición, era el estadio que mejor color, esplendor y repercusión le hubiese dado a la final de la Copa del Rey.
En ese momento aparecieron los que se las dan de ganadores, los que tratan a todo el mundo con prepotencia, los que desmerecen y desprecian a cualquiera que ose compararse con ellos, el Real Madrid, para comportarse como el club más pequeño que he visto en mi vida, como un club perdedor, como un club acomplejado y temeroso de los éxitos del rival, como un club que, salvo dinero, no tiene nada más a lo que agarrarse.
Alegando una supuesta reforma en los baños del estadio, negaron la posibilidad de que la final se disputase en su estadio, negaron a dos aficiones el poder acudir en mayor número a un espectáculo como es una final de la Copa del Rey, despreciaron a dos clubes históricos y a sus aficiones, en definitiva, actuaron como unos canallas y unos cobardes, el único problema que para ellos representaba la final de Copa en su estadio era la posibilidad de ver proclamarse campeón del torneo al Barça en su propio estadio. Lo dicho, acomplejados.

Pues bien, después del desprecio del año pasado, con la final de este año entre Real Madrid y Atlético de Madrid, de nuevo, están volviendo a comportarse como unos acomplejados. Dado que ambos clubes comparten ciudad, lo lógico sería pensar que el partido se disputase en Madrid, sobre todo, pensando en los socios y aficionados de ambos clubes que, de esa manera, ahorrarían tiempo y dinero en desplazamientos, es decir, resultaría ilógico obligar a dos aficiones a afrontar gastos de desplazamiento y alojamiento cuando la final, sin ningún problema, se podría disputar en su misma ciudad.
Incluso contando con estos criterios objetivos que demuestran la idoneidad de Madrid como sede de la final, dados sus complejos y cobardía, desde el Real Madrid se han apresurado en exigir el Camp Nou como sede de la misma ya que el disputar la final en Madrid les crea dos inconvenientes que chocan radicalmente con su señorío:
  1. si juegan en el Bernabéu y pierden, será su otro gran enemigo el que alce la Copa en su estadio
  2. si juegan en el Calderón, jugarían en el estadio del rival
Dado que parece ser que hay un acuerdo no escrito entre Madrid y Atleti que dicta que cada vez que disputen la final de Copa del Rey ambos clubes dicha final se jugará en un estadio distinto y, dado que la última disputada entre ambos data de 1992 y se jugó en el Santiago Bernabéu, parecería lógico que la de este año se disputase en el Vicente Calderón, pero claro, eso atenta contra su señorío, su cobardía y sobre todo, contra sus actuales complejos de inferioridad.

Personalmente, si deciden actuar en contra de sus aficiones y demandan jugar la final en el Camp Nou, instaría la directiva del Barça a declarar el honor que supondría al club albergar dicha final en su estadio y pondría el Camp Nou a su entera disposición, sin ningún problema.
El F.C. Barcelona no va a estar en la final este año, como el Real Madrid no lo estuvo el año pasado, así que, poco le importa quién y dónde se dispute el trofeo, desde su eliminación en semifinales la Copa del Rey deja de interesar hasta que se empiece a disputar la próxima. Que el Madrid pueda ganar la final en el Camp Nou no le aporta ningún tipo de valor añadido a dicho título. 

En definitiva, insto al Barça a comportarse como un club normal y no como el club cobarde, acomplejado, mentiroso, zafio y desvergonzado como el que se comportó el Real Madrid el año pasado. De este modo, además, ya no tendrán excusas si, en futuras ediciones, el Barça solicita el Santiago Bernabéu como sede para una hipotética final en la que participe. 
Las personas pueden ser cobardes y acomplejadas, los clubes no deberían serlo.